
Con Mi mujer es el plomero presenta una propuesta donde se mofa del mundo de Marcelo Tinelli y Ricardo Fort. Una historia que garantiza la risa.
Enviado Especial a Mar del Plata Sentir, vivir y pensar son los ejes que animan a Jorge Canllo a seguir adelante en su profesión de actor. Es que el histrión santiagueño actúa para vivir y vive para actuar. Transita los escenarios con la vitalidad de un apasionado y exhibe sus quilates en los dos géneros que remarcan la esencia del teatro: la comedia y el drama. Mar del Plata es una ciudad que conoce del denuedo de quien protagoniza aquí Mi mujer es el plomero, donde los enredos se suceden segundo a segundo y la risa del público surge espontáneamente con las ocurrencias de Jorge Pobrete, el personaje que compone Jorge en una suerte de contrapartida a lo que es Ricardo Fort. Todos los lunes y martes, a las 23, en el complejo 5 Sentido Afro (Luro Nº 2237), el artista nacido en Suncho Corral da rienda suelta a su creatividad en esta especie de parodia que hace del excéntrico chocolatero y sus mujeres: Violeta La Rea y Virginia Bagallo. Elípticamente, en esta obra escrita por Hugo Marcos, el fenómeno Marcelo Tinelli está remarcado no solamente con estos personajes sino también con otros que remedan a “La Negra”, esposa de Fabio “La Mole” Moli y al propio boxeador. Jorge está feliz por que hace lo que le gusta, en una ciudad donde, para esta época del año, se respira teatro. Está radiante porque, a pulmón, a través de su productora El Carretero logra cristalizar sueños y abre puertas a noveles actrices como la bandeña Patricia Moyano, la porteña Florencia Presley y la marplatense Sofía Capuano. La comedia del Bisextenario, tal es el subtítulo que tiene esta pieza dirigida por Adrián Di Stefano, tiene una trama sencilla pero efectiva, como el mismo Canllo lo dice: “Es para destrancarse de risas”. La trama gira en torno a Jorge Pobrete que busca un plomero. Cuando lo consigue, ocurre lo inesperado y éste termina reencarnándose en la Marikena del Monte, la esposa fallecida de Pobrete y a la que no puede olvidar. Minutos antes de comenzar la función, el recordado intérprete de Hamlet recibió a PURA VIDA en su camarín para hablar de este momento especial por el que atraviesa en su vida artística. Y lloró emocionado al ver cómo la gente le responde a su propuesta con los estruendosos aplausos y carcajadas cada vez que aparece en el tablado. Un nuevo sueño que se cristaliza y suma a tu destacada labor teatral. Un sueño que se hace realidad a fuerza de sacrificio, entrega y renuncias pero con la certeza de estar por el camino correcto. Estoy feliz por todos los resultados que he conseguido en estos años de hacer temporada en Mar del Plata. Estoy feliz por el acompañamiento que tengo del público y por la posibilidad de crecer en algo que amo. ¿Vivir par actuar o actuar para vivir? Las dos cosas. Debo actuar para vivir porque hay impuestos que pagar, actores que abonar un sueldo, una casa para mantener y, en fin, por el diario vivir que demanda grandes erogaciones. Y vivo para actuar porque ésa es mi elección de vida, mi convicción de que sigo en esto porque es el motor que mueve mi existencia. Tanto en el drama como en la comedia has demostrado esa pasión por la actuación pero, sin dudas, la comedia es lo que te destaca. Es un género que siempre me atrapó. La comedia, que siempre ha sido bastardeada, es una especie digna que te brinda la posibilidad de hacer obras que pueden ser pasatistas, pero también las reflexivas. Amo a la comedia como al drama porque ambos géneros hacen a la esencia del teatro. Me siento cómodo en ambas partes. Desde Estimado Prócer hasta Saraca Victoria, pasando por Hamlet y ahora con Mi mujer es el plomero revelas tu enamoramiento con el teatro. Es que el teatro hace a mi vida. A través del teatro libero mis sentimientos, vivo, siento y pienso. Me hace feliz. Me convierte en la persona más realizada. Me confirma aquello de que el teatro es vida. Nada me convierte en la persona más plena que el teatro. Cuando estoy arriba de un escenario, mi vida cobra otra dimensión.
Enviado Especial a Mar del Plata Sentir, vivir y pensar son los ejes que animan a Jorge Canllo a seguir adelante en su profesión de actor. Es que el histrión santiagueño actúa para vivir y vive para actuar. Transita los escenarios con la vitalidad de un apasionado y exhibe sus quilates en los dos géneros que remarcan la esencia del teatro: la comedia y el drama. Mar del Plata es una ciudad que conoce del denuedo de quien protagoniza aquí Mi mujer es el plomero, donde los enredos se suceden segundo a segundo y la risa del público surge espontáneamente con las ocurrencias de Jorge Pobrete, el personaje que compone Jorge en una suerte de contrapartida a lo que es Ricardo Fort. Todos los lunes y martes, a las 23, en el complejo 5 Sentido Afro (Luro Nº 2237), el artista nacido en Suncho Corral da rienda suelta a su creatividad en esta especie de parodia que hace del excéntrico chocolatero y sus mujeres: Violeta La Rea y Virginia Bagallo. Elípticamente, en esta obra escrita por Hugo Marcos, el fenómeno Marcelo Tinelli está remarcado no solamente con estos personajes sino también con otros que remedan a “La Negra”, esposa de Fabio “La Mole” Moli y al propio boxeador. Jorge está feliz por que hace lo que le gusta, en una ciudad donde, para esta época del año, se respira teatro. Está radiante porque, a pulmón, a través de su productora El Carretero logra cristalizar sueños y abre puertas a noveles actrices como la bandeña Patricia Moyano, la porteña Florencia Presley y la marplatense Sofía Capuano. La comedia del Bisextenario, tal es el subtítulo que tiene esta pieza dirigida por Adrián Di Stefano, tiene una trama sencilla pero efectiva, como el mismo Canllo lo dice: “Es para destrancarse de risas”. La trama gira en torno a Jorge Pobrete que busca un plomero. Cuando lo consigue, ocurre lo inesperado y éste termina reencarnándose en la Marikena del Monte, la esposa fallecida de Pobrete y a la que no puede olvidar. Minutos antes de comenzar la función, el recordado intérprete de Hamlet recibió a PURA VIDA en su camarín para hablar de este momento especial por el que atraviesa en su vida artística. Y lloró emocionado al ver cómo la gente le responde a su propuesta con los estruendosos aplausos y carcajadas cada vez que aparece en el tablado. Un nuevo sueño que se cristaliza y suma a tu destacada labor teatral. Un sueño que se hace realidad a fuerza de sacrificio, entrega y renuncias pero con la certeza de estar por el camino correcto. Estoy feliz por todos los resultados que he conseguido en estos años de hacer temporada en Mar del Plata. Estoy feliz por el acompañamiento que tengo del público y por la posibilidad de crecer en algo que amo. ¿Vivir par actuar o actuar para vivir? Las dos cosas. Debo actuar para vivir porque hay impuestos que pagar, actores que abonar un sueldo, una casa para mantener y, en fin, por el diario vivir que demanda grandes erogaciones. Y vivo para actuar porque ésa es mi elección de vida, mi convicción de que sigo en esto porque es el motor que mueve mi existencia. Tanto en el drama como en la comedia has demostrado esa pasión por la actuación pero, sin dudas, la comedia es lo que te destaca. Es un género que siempre me atrapó. La comedia, que siempre ha sido bastardeada, es una especie digna que te brinda la posibilidad de hacer obras que pueden ser pasatistas, pero también las reflexivas. Amo a la comedia como al drama porque ambos géneros hacen a la esencia del teatro. Me siento cómodo en ambas partes. Desde Estimado Prócer hasta Saraca Victoria, pasando por Hamlet y ahora con Mi mujer es el plomero revelas tu enamoramiento con el teatro. Es que el teatro hace a mi vida. A través del teatro libero mis sentimientos, vivo, siento y pienso. Me hace feliz. Me convierte en la persona más realizada. Me confirma aquello de que el teatro es vida. Nada me convierte en la persona más plena que el teatro. Cuando estoy arriba de un escenario, mi vida cobra otra dimensión.
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